Con fortuna hemos recibido en nuestro mail infinidad de colaboraciones de distintas personas. Aquí te dejamos un mensaje que una gran lectora de EFF, nos mandó hace tiempo y nos pidió que publicáramos. A pesar de que nuestra línea editorial no contempla contenido de este tipo, poco a poco iremos metiéndolos por respeto y cortesía, también para ver si funcionan. Lo siguiente no tiene firma a petición del correo y nosotros decidimos subir ilustraciones de la artista erótica Jo Koss.
Déjame decirte algo, a las chicas también nos gusta corrernos y este no es uno de esos diálogos de liberación femenina, simplemente me he dado cuenta de que muchos, muchos hombres parecieran no saberlo ó si lo saben, simplemente les vale madre.
Me he topado infinidad de veces con hombres que presumen de ser muy buenos amantes, hombres antojables que en el momento crucial te dejan sola, porque sí, clavarte tan solo en tu propio placer, termina siendo un abandono total.
Y si es verdad que mucho del placer propio, al menos para nosotras, radica en que ustedes sientan que están con la mejor amante del mundo, pero creeme, también nos gusta recibir.
¿A qué va esto? A que después de pasar noches de frustración con hombres que no solo terminaban pronto, sino que después de esto no dejaban el mayor indicio de que la cosa continuaría, me encontré con una excepción y descubrí que maravillosamente existen aquellos que sí te preguntan si estás satisfecha.
Son de esos tipos que no se sienten virilmente violentados por preguntar qué es lo que te gusta, que pueden tomarse el tiempo en tocarte, olerte, morderte y besarte, sabiendo que aparte de vagina y tetas tienes piel, culo y otras bellezas, que las dos cosas primero mencionadas, tienen mil formas de ser apretadas, tocadas, lamidas y demás.
Tal véz pienses: “eso era antes, yo no soy así, ahora todos estamos sexualmente plenos” y yo te digo: Te vas a sorprender de saber la cantidad de morras que piensan diferente, yo podría contarte que de diez que conozco, 8 no se sienten plenas ó fingen los orgasmos ó se sienten apenadas de decir que quieren más.
¡Yo si quiero más! Quiero que me quites la ropa despacio, que otro día me la arranques, quiero que me lamas la espalda, los muslos, quiero que cobre sentido el saber que las mujeres tenemos el privilegio de tener un órgano, que su único fin es darnos placer, quiero que me preguntes si me gusta así o más fuerte, que si no me puedes esperar no te quedes jetón en el momento siguiente.
Quiero verte sentir placer de mi placer.