No sse cómo clasificar la historia de Mark Reay, un fotógrafo de moda que reside en New York y ha sufrido varios años sin tener un hogar. Es una historia que demuestra que las apariencias engañan, o es una reflexión que nos enseña que la perseverancia y la lucha de alcanzar los sueños, tienen un costo demasiado grande.
Todo comenzó cuando Reay emprendió una aventura dirigiéndose solo con su mochila hacia Francia, para emprender un proyecto de fotografía que no resultó como se esperaba, motivo por el cual, el fotógrafo tuvo que vivir en en las calles durante años.
“No estaba tan mal para empezar. Guardaba mi laptop y mi cámara dentro de una bolsa de basura y la escondía en los arbustos. Tenía una pequeña bolsa de dormir para poder descansar. Me levantaba a las 6 am, iba al parque y me dirigía a los restaurantes que tienen esos lavatorios al aire libre. Me lavaba a mí mismo, lavaba mi camisa para que pueda secarse al sol y me peinaba para luego ir a un café. Como tenía una cierta apariencia, nadie me cuestionaba. Lucía como un hombre normal en shorts y playera. Tenía la confianza para sentarme allí y sabía que no hacía nada malo. Por las noches me ponía una camisa limpia e iba a lujosos bares con mi vino en la mochila. De nuevo, como tenía cierta apariencia, nadie chequeaba mi mochila. Simplemente entraba, agarraba algún vaso, y tomaba mi vino rodeado de millonarios”.
Así se mantuvo, viviendo como un vagabundo pero vestido elegantemente con piezas Armani y carísimos trajes de diseñador. Finalmente, se regresó a Nueva York para más o menos tener el mismo estilo de vida en donde comenzó a vivir en la azotea de la casa de un amigo, no necesitaba más.
Mark decidió invertir en un gimnasio de 80 dólares al mes y ahí aprovechaba de mantenerse en forma a la vez que aprovechaba las regaderas, el baño y lo más elemental, la electricidad.
“Así era mi vida. Me levantaba, me transformaba a mí mismo, e iba a fotografiar a hermosas modelos. Siempre y cuando estuviera limpio y bien vestido, nadie me cuestionaba”.
Con gran sacrificio, todo comenzó a dar frutos y se salió de la azotea de su amigo: “Me siento con mucha suerte. He elegido carreras altamente improbables, es decir, modelaje, actuación y fotografía, todas conocidas por su alta incertidumbre económica”
Fascinado con su historia, el amigo del fotógrafo y director Thomas Wirthensohn, lo alentó para que juntos hicieran esta película que cuenta una historia interesantísima dentro de un contexto de las más altas esferas sociales llena de apariencias, estilo de vida, glamour, carencias, lucha, fracaso y éxito. Todo ésto tiene “Homme Less”.