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Jazz y Sexo. Celebrando el Día Internacional del Jazz

A propósito del Día Internacional Del Jazz, no puedo evitar pensar que quien no ha cogido, fajado, hecho el amor (o como prefieran llamarle) escuchando Jazz, se ha perdido de uno de los momentos más sublimes en lo que a música y artes amatorias se refiere.

¿Qué mejor acompañamiento puede haber para acompasar el movimiento y las sensaciones de un delicioso cachondeo, que la melancólica tonada de un saxofón o una trompeta en tonos bajos? Así que antes que nada, para poder entender de lo que te hablo, por favor ponte esta música de fondo y sigue leyendo.

La misma palabra “Jazz” lleva el sexo incluido en su propio origen, y aunque los historiadores no terminan de ponerse de acuerdo parece venir de alguna de estas: jism (vitalidad, energía, fuerza), gism (virilidad), o jizz (Semén) ¡exacto! Ahora entiendes por qué YouJizz. Podemos agregar a eso, que este exquisito género musical tuvo algo de sus orígenes en el Red Light District de Nuevo Orleans.

¿Puedes imaginar eso? Escenarios de burdeles y antros de los 1890’s, cortinas de humo, siluetas entalladas entre sombras creadas por luces rojizas. Ligueros, sombreros, medias caladas, tragos de Bourbon y cognac, mujeres y hombres vestidos para la ocasión, compartiendo caricias, miradas, una especie de complicidad del momento y fusionando todo esto, Thelonious Monk, Miles Davis, Coltrane, Armstrong y tantos más erizando la piel de sus espectadores con sus perfectas melodías. Imagina esos sitios underground con un ambiente lleno de sensualidad; entre humo, copas, vestidos de espalda descubierta y lentejuelas.

“Jazz it up” palabras inspiradas por sonidos, improvisaciones, tonalidades, armonías y composiciones que hablaban de una libertad invisible ante los ojos de muchos, pero que era llevada en la sangre, en los dedos, en la piel, en los pulmones y en los labios por aquellos que injusta y absurdamente, fueron esclavizados de tantas formas. Una lucha de posesión y entrega en armonías y notas construidas en otra época, llevadas a tantos lugares en estos nuestros tiempos.

No se habla mucho de las mujeres en los inicios del Jazz, como ha sucedido con tantas cosas más, se les menciona en ese pasado como parte de los fantasmas que habitaban los burdeles y antros, pero por supuesto ellas (nosotras), no sólo fueron inspiradoras de increíble música, sino que hubo desde el inicio grandes ejecutantes femeninas tal es el caso de Peggy Gilbert y Edythe Turnham por ahí de los años 20’s.

Ahora se sabe bien de la belleza en las voces de grandes ejecutantes que a más de uno nos han llegado directo al alma o nos han acompañado en momentos de profundo deseo, de evocación de recuerdos o de ese rato en el que uno se permite disfrutar la vida. Yo he llorado con Amy Winehouse, besado con Ella Fitzgerald, cogido con Billie Holiday y ahora mismo escribo esto escuchando a Sarah Vaughan.

Hoy en día que gente de tantas razas, tamaños, orígenes, nacionalidades, géneros, gustos, etc. se han apropiado de esa manera de transmitir y de sentir, se vuelve obligatorio tocar, aunque sea por un momento ese flujo de sonidos. Compra un disco de colección, busca una buena playlist (es más, aquí abajo te dejo una) y la siguiente vez que tengas la oportunidad, intenta acariciar algunas notas estridentes a la par de la piel de tu acompañante, pon un Jazz profundo y permítete cerrar los ojos y deja que tu cuerpo, tus manos y tu boca, hagan el resto, dejándose llevar por la exquisita melodía. Intenta revolcarte entre metal y cuerdas y así “ let’s jazz this up” ¡let’s jazz it up together!

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