Hablemos de la ruptura. Pero no de la ruptura como evento trágico y aislado de nuestra vida, sino del concepto objetivo y global de lo que en realidad es una ruptura.
Y es que esa palabra ‘tragedia’ es justamente a lo que más adelante voy a llegar con éste artículo.
Cuando pensamos en una ruptura amorosa, se nos viene a la mente ésta imagen cliché dónde la mujer enpijamada se atiborra de todo lo que hay en la nevera, se rinde, acepta su eterna soltería mientras ve películas donde el novio se arrepiente a la última hora de la boda (Sex and the City 1), o esa otra donde Ella “No se dejará vencer por un hombre malo” en lugar de eso escoge el vodka y el ‘Chaka Khan’ (Bridget Jones’s diary).
Por otro lado, tenemos la imagen del hombre que sale de piste con sus amigos, se emborracha como si no hubiera un mañana y trata de ligarse al primer coño que le pase por enfrente.
Con éxito o sin éxito, ambos terminan frustrados, vacíos y en el mismo punto, donde empezó todo:
La ruptura.
Tal vez piensen que seguramente yo soy de esas que les da por sacar clavos con otros clavos, pero no. Sin embargo, si aplicamos el sentido común, tampoco sería viable intentar sacar el clavo a martillazos.
Así es que si tu reacción al término de una relación es masturbarte en el recuerdo del ex, en lugar de salir a ver lo que el mundo tiene para ti, ya valiste.
Tampoco quiero que me mal interpreten, no minimizo al amor, y mucho menos pienso que no debería de existir un proceso de duelo. Todo lo contrario, el duelo es normal y la tristeza es rica sabiéndola disfrutar (siempre y cuando uno logre salir a tiempo de ella).
Como decía Virginia Woolf: “Primero el amor, después los amigos y al último el dinero…” (Punto para Vicky).
Como bien lo dije antes, tratemos de ser objetivos, toda situación tiene dos versiones, e incluso decenas de perspectivas.
Qué pasaría si nos volteáramos de cabeza para ver la circunstancia desde otro ángulo y pensáramos: Bueno… una ruptura también puede ser bastante sensual.
(Y ya sé que, los que ahora mismo traen un corazón roto, me deben de estar odiando tanto como los que leyeron el artículo de ‘Sapiosexualidad’ y piensan que es un término inventado por las puras ganas de catalogar al amor….)
Pero la pregunta real es: En qué jodido momento de este proceso tan delicado de la ‘tragedia’ y el desastre en el que se encuentra nuestra vida ahora, entra lo que se puede considerar ‘sexy’.
Para entender mi versión, primero tenemos que entender cómo funciona una ruptura, la cual, desde el punto de vista psico-clínico, se puede considerar un duelo; porque también es un proceso de adaptación emocional a partir de una pérdida.
La psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross en su libro ‘On death and dying’ publicado en 1969, presenta lo que son las 5 etapas del duelo:
1.- Negación
2.- Ira
3.-Negociación
4.-Depresión
5.- Aceptación
Ya hice hincapié en las primeras cuatro, vamos ahora a la quinta.
Veámoslo así: Probablemente nunca te diste cuenta que la vecina guapa te tiraba la onda rudo cada vez que se encontraban en las escaleras, o tal vez, ni siquiera notaste que cada vez que paseabas al perro en el parque, aquél tipo guapo del perro ese chistoso, te miraba con unas ganas….Y todo porque seguramente ibas con la mirada clavada en el celular mensajeándote con el ahora innombrable.
¿Qué pasó con ese trabajo que no tomaste para no estar lejos de esa persona…?
Dime que probablemente no dejaste de ir al gimnasio, de leer, o incluso, perdiste contacto con tus amigos porque preferías pasar las tardes juntos.
No digo que sea el caso de todos y todo el tiempo, créanme, de verdad yo pienso que el amor es lo más maravilloso, es lo único que puede salvar al mundo.
El problema es que pensamos en amor y en automático pensamos en ‘esa persona’.
Lo que digo sobre tratar de ver el vaso medio lleno, es enfocarnos en todas esas posibilidades acumuladas que pasamos por alto al canalizar todo nuestro tiempo y energía en una sola persona.
Y bien, lo que prometí:
¿Alguien me puede decir que una persona independiente, preparada, en forma, que sabe lo que quiere, que disfruta su vida, que sonríe, que tiene confianza en sí misma… no es extremadamente sexy?
Al final, yo llego a la conclusión que no se trata de cambiar quién somos, se trata de aprender y dejar que la persona que sigue, pueda disfrutar de una mejor versión de nosotros…. Eso es lo verdaderamente exquisito.