Todo, absolutamente todo tiene un comienzo y aquí está el caso de Brad Pitt. Al parecer, transcurría el verano de la década de los años ochentas y eran los tiempos en que horribles trajes de baño color neón proliferaban en las playas de todo el mundo.
Pringles, la marca de las papás fritas por excelencia, exigía un comercial fresco, lleno de jóvenes guapos, esculpidos, surfers que se la pasaban bien en la playa, entre ellos se encontraba el rorro y amuñecado Brad Pitt en plena adolescencia, cuando ni siquiera él se imaginaba la repercusión que tendría después su persona en el mundo del cine Hollywoodense.
Ya sea porque nos recuerda que el verano ya está a la vuelta de la esquina, porque quieres echar el morbo o porque probablemente no te toco a Pitt en esta etapa de su vida, darle play al vídeo, no tiene desperdicio. El comercial clásico de Pringles es una verdadera chulada.