Minutos atrás, España se había coronado como el campeón indiscutible de la Copa del Mundo, Sudáfrica 2010. El capitán del equipo, Iker Casillas, en la cúspide de su carrera, en donde recién había recibido el máximo galardón al que todo futbolista puede aspirar, se encontraba en ese momento, frente a su futura esposa y la madre de sus hijos.
La aún, no confirmada pareja, sobrevivía a los chismes, de que si sostenían una relación sentimental o no. Que si la comunicóloga, Sara Carbonero, quien en ese momento tenía la misión de cubrir todos los movimientos del Real Madrid, solo le quitaba el tiempo al portero del equipo, que si el capitán de la «Furia Roja», no iba a poder cumplir su compromiso deportivo por una situación de faldas…
Entonces sucedió. Un gesto de inevitable amor que pasó a la historia, fue captado ante las cámaras y se convirtió en uno de los fenómenos más mediáticos de la historia de la televisión. Esto en tiempos en donde las redes sociales estaban en pañales y la palabra «viral», apenas se entendía.
Ese espontáneo beso, fue captado nada más y nada menos que por una audiencia de 12.969.000 espectadores.
Y la historia fue redonda, digna de una novela: Triunfo, agradecimiento, lágrimas, reflexión, chismes y sobre todo, amor.
La relación de estos dos, se hizo oficial ante millones de personas y para cerrar con broche de oro, como digno de un guión cinematográfico, los aplausos que ahí se escuchan, son de nada más y nada menos, que de los ahora reyes, Felipe y Letizia.
¿Quién iba a pensar que una década después, en tiempos de Covid, de sana distancia, de cubrebocas, este beso, sencillamente es imposible. Lo que hubiera sido un hermoso acto de amor, que inspiró a millones, si se realizara en este momento, sería un acto terrorista y de aberración.
Por eso es tan importante recordarlo, no sabemos si con las nuevas medidas, volvamos a ser testigos de algo así y de paso, ya debemos de entender, que estamos en una era muy pero muy distinta a la que estábamos acostumbrados.
A ver cuánto nos tomará entender a la nueva normalidad y si es que alguna vez nos llegaremos a acostumbrar a ella.
Por favor, que no desaparezcan los besos en público y mucho menos los Fiu Fius.