ELLAS
A la hora del fuck hay cosas que pueden parecer más importantes y roban de lleno nuestra atención, sobre todo los factores físicos como, ¿Cómo se toca esto?, ¿Y ahora dónde pongo esto otro?, ¿Esto se come….?
Pero hay otro factor clave que juega un papel súper importante y que no deberíamos pasar por alto. Se trata de saber qué palabras usar.
“Decir y escuchar palabras cargadas de erotismo estimula la transmisión de dopamina, la cual juega un papel principal en la excitación sexual”
Dra. Ian Kerner
Explica la Dra. Ian Kerner, autora del libro Passionista (The Empowered Woman’s Guide to Pleasuring a Man)
Y es que las palabras se ocupan para incrementar la intensidad emocional y por consecuente, la intensidad física de la experiencia.
Pero bien, entendiendo la teoría, es que ahora nos preguntamos ¿Qué debo decir para no hacer el oso y sonar como una actriz porno sobre ensayada y de bajo presupuesto? La mayoría de las mujeres no saben si lo que quieren decir sonaría sexy, por lo que terminan no diciendo nada. Que quede claro que no les voy a dar un repertorio de cosas sucias que deben aprenderse de memoria y decir.
En realidad no se trata de las palabras en sí, sino de cómo usarlas correctamente, asegurándose de hacerlo con total confianza, hablando despacio y con claridad; de manera que acentuemos las palabras fuertes y sobre todo reales. No importa si tu estilo es ‘soft porn’ o si te conviertes en una guarra total a la hora del dirty talk, sino de evitar tartamudear u ocupar un tono extraño.
La Sexóloga neoyorkina, Logan Levkoff, realizó un censo para presentarlo en una entrevista en Sirius Cosmo Radio. Aquí dijo que la frase más ponedora según los hombres encuestados fue ‘Me voy a venir’. Decir algo tan simple y poderoso como que estamos a punto del orgasmo es como llegar directamente a la yugular del sexo. Es decirle de una manera sexy que te ha satisfecho exitosamente y que a su vez, le das permiso para que él haga lo mismo.
A las mujeres por otro lado, nos ponen cosas no tan simples y más bien formuladas. Por ejemplo, “Me encanta cuando (verbo sexy) mi (parte del cuerpo).” Sucede que describir la sensación intensifica el placer experimentado. Ya lo dijo una reconocida escritora chilena:
“Para las mujeres el mejor afrodisíaco son las palabras, el punto G está en los oídos, el que busque más abajo está perdiendo el tiempo.”
Isabel Allende
Yo diría que es preciso mantener viva la costumbre de usar frases clásicas como: ‘¡Más rápido, No pares, Ahí, ahí! ¡Dios, eres el mejor! Y a esto, agregar algo relajado, fresco y por favorrrr, muy sucio. Les prometo, que nada de lo que ustedes estén pensando decir, será demasiado para su hombre.
Violeta Montero
ELLOS:
Existe un inframundo en el que se mueven divertidas y exquisitas maneras de estimular auditivamente a tu pareja, un legado ancestral que nació en el populacho callejero.
Evidentemente, con el paso de las generaciones, se ha ido puliendo, perfeccionando, ampliando y, sin lugar a dudas, disfrutando por el exclusivo público latino. Cabe aquí hacer la aclaración de que nuestro lenguaje, invariablemente de la región de latino América, es el más delicioso y predispuesto a tan suculento y radioactivo caló.
Piénsenlo un poco, en lo que en regiones gringas se puede mencionar la predecible palabra “cock”, tan sólo en cualquier región de México tendremos al menos 10 maneras mucho más ingeniosas de llamar a nuestro miembro, lejos del inocuo “mazo” (ya sé, ¿eso qué?) Con temor a sonar falto de ética periodística, lo juro, en los relatos eróticos escritos o publicados en internet, se puede ampliar este propulsor dialecto.
Según estudios realizados en la universidad que quieran y gusten, queda comprobado que tanto hombres como mujeres estamos abiertos auditivamente a recibir cualquier cantidad de improperios en el pre, durante y – si, para todo hay gustos ¿quién es uno para juzgar? – post del acto sexual, aplicable para suministrar sobredosis de placer y facilitando el alcance de orgasmos, eyaculación o ambos por junto. ¿Me van a decir que no? Pongámoslo a prueba ¿Qué podría sonar mejor?
– Mi amor, ¿Podrías por favor bajarte las bragas?
– ¡Ahora, súbete esa maldita falda y arrójame tus tangas caladas!
– ¡Eso es, mi vida, muévete, anda, vamos…!
– ¡Venga perrita! ¡Muéstrame lo que puedes hacer con ese lindo par de nalgas que cargas!
– Oye, corazón, estoy por terminar, ¡no te detengas…!
– ¡Puta madre! ¡Aquí voy! ¿Dónde los quieres? ¡Vamos! ¡Grítalo!
Lo cierto es que, la magia de una vida sexual satisfactoria, habita en lo impredecible que podemos llegar a ser las personas en esos niveles de excitación y química corporal.
Carlos Susarrey
Fan Page Polígrafo en Órbita